Tiene sus orígenes a finales del XVI en San Ildefonso, cuando deciden fundar la corporación un grupo de catalanes, comerciantes de lienzos. Obtiene la aprobación de las primeras reglas en 1601. En 1650 pasó a San Pablo (hoy Parroquia de la Magdalena), donde contó con capilla propia, que cambió en 1939 por el templo anexo, que fue en otro tiempo de la extinguida Hermandad de la Antigua y Siete Dolores

La inclinación de los patíbulum de los ladrones, un recurso de la imaginería barroca para dar sensación de perspectiva en los retablos

A su regreso, desde que sale de la Catedral hasta que termina el recorrido por la calle Zaragoza

Juan de Mesa y Velasco esculpió el crucificado en 1620. La Magdalena es talla anónima del siglo pasado. Pedro Nieto hizo los ladrones en 1628. A Gaspar de la Cueva se atribuye la Virgen, que se terminó en el taller de Juan de Mesa en el siglo XVII, donde se le hicieron manos nuevas

El de misterio es neobarroco, dorado e iluminado por candelabros de guardabrisas. La talla es de Antonio Girón, de 1944, con relieves y ángeles querubines de Lafarque. El dorado es de Alfonso González y Javier Delgado. Las potencias del crucificado son de oro, labradas por Joaquín Ossorio en 2006.

El de palio tiene enseres de orfebrería plateada. Los respiraderos con capilla son de Antonio Cruz, de 1964. Los varales y el juego de jarras, de Fernando Cruz. Los candelabros de cola, con faroles, del taller de Viuda de Villarreal. La peana es del siglo pasado, obra de Ysaura, el mismo autor de la cornisa plateada del palio, de 1855. Manuel de los Ríos labró la candelería en alpaca plateada. La miniatura mariana, hecha en plata, es de Villarreal. La Virgen luce corona de plata dorada de Seco, hecha en 1931 y restaurada en 2008. Las caídas del palio son de 1855, pasadas por Emilio Gómez (2004) y el techo, hecho en terciopelo azul, de 1867 y bordado en oro por Consolación Sánchez. El manto es de terciopelo azul, bordado en 1865. Los faldones tienen bordados de Patrocinio López. La saya azul es de Mattoni (1900)

Cruz de Guía plateada, del XIX. De Vicente Martín Cartaya son el Guión y el asta del Senatus. El Libro de Reglas de plata, de Cerrejón. El Sinelabe, el Estandarte y los paños de bocina tienen bordados del siglo XIX. El juego de varas de presidencia es de Juan Borrero

Esta hermandad tuvo una etapa de esplendor cuando contó con el apoyo del mecenazgo de los Duques de Montpensier. El paso de palio está considerado como una reliquia del siglo XIX, con buena orfebrería y meritorios bordados en el manto, caracterizado por sus castillos y leones. En el cortejo participan la alegoría de la Fe, y la Verónica, encarnadas este año por Marta Martínez Checa y Rocío Aguilar Guajardo-Fajardo. El paño de la Verónica lo ha pintado Fernando Fernández Goncer

Cruz alzada, de Orfebrería Ramos. Medallones para los pertigueros, de Joaquín Ossorio